COSAS QUE PASAN

24/2/14

Cambios

La perplejidad y el desconcierto van inundando el escenario social y personal. La sensación de vulnerabilidad es un sentimiento que se va haciendo presente en el animus colectivo e individual.

Se detecta una percepción de fragmentación del tradicional mundo de vida. Los significados y la producción de sentido se modifican de forma frenética, de forma que resulta complicado fijarlos.

El presente es difícil atraparlo porque su instantaneidad se volatiliza antes de poder tomar conciencia. El futuro directamente no existe, al menos de momento.

Las estrategias caducan por obsolescencia casi antes de nacer. Surgen nuevas variables a cada paso, de forma que hay más variables que fórmulas para resolverlas.

Los espacios tradicionalmente "sagrados" de cohesión social van perdiendo eficacia simbólica, apareciendo otros nuevos o emergiendo antiguos en desuso.

El dinero es el tótem, aglutina fuerza material y potencia simbólica de manera universal.

Los discursos sociales se han vuelto monotemáticos: todos parten y convergen en el mismo punto.

El cortoplacismo es lo único que vale. Las organizaciones y empresas se enfocan al resultadismo, no importa el medio y largo plazo, cae demasiado lejos. La política, más de lo mismo.

Este es el panorama con el que nos encontramos en estos momentos, al menos es el que predomina en nuestro mundo cercano.

Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿qué hacemos o qué podemos hacer nosotros con todo esto?.

Obviamente no tengo soluciones, y menos soluciones globales; pero sí creo que una buena forma de iniciar la salida de este atolladero es hablar, compartir y escuchar, para conocer lo que piensan y sienten nuestros próximos y para que ellos conozcan lo que pensamos y sentimos. ¿Para qué hacer esto? Para poder empezar a construir objetivos comunes.

¿Para qué los objetivos comunes? Para generar dinámicas nuevas, que creen espacios de ilusión y de bienestar, que sólo se pueden diseñar y realizar colectivamente.

¿Por qué planteo algo tan aparentemente banal como esto, ante la envergadura del problema? Porque no nos comunicamos ni suficientemente ni de manera eficiente. Ya sé que decir esto en la sociedad interconectada en la que estamos puede parecer absurdo, pero es lo que constato a diario, tanto en el plano personal, como social, como profesional.

Algo está fallando en nuestra comunicación, en este mundo "socialmedia"; de manera, que no estamos pudiendo encontrar caminos compartidos y traducirlos en acción.

En un mundo caracterizado porque el cambio es su seña de identidad, es fundamental crear, entre todos, nuevos caminos que nos permitan recuperar el futuro.

20/2/14

Conocernos, responsabilizarnos, comprometernos

“Los hombres no quedan confundidos por lo que sucede, sino por las ideas que se hacen de lo que sucede”(Ansel Grün).

En estos tiempos de mudanza es un momento idóneo, tal vez inexcusable, para conocernos mejor, para responsabilizarnos y para comprometernos.

Conocerse, responsabilizarse y comprometerse son para mí los tres pilares fundamentales del hombre en proceso de evolución.

Cada uno de esos tres ejes tienen un ámbito específico propio, pero están íntimamente relacionados: el autoconocimiento nos conduce inevitablemente a hacernos responsables de nosotros mismos y de nuestros actos, y la responsabilidad, que sólo puede ser asumida desde la libertad interior, nos lleva al compromiso (compromiso con nosotros, con los otros y con la vida).



16/2/14

Construidos y constructores

Venimos a un mundo ya construido, hecho, con su historia, con su presente, a él nos incorporamos. Accedemos a lo que ya existe, al flujo de relatos que fijan la realidad, a los significados y sentido dados a las cosas. Todo eso está cuando llegamos cada uno de nosotros.
Nuestro proceso de integración en el mundo lo realizamos mediante nuestra aculturación en él. A partir de ahí, de nuestro aprendizaje y comprensión de cómo funcionan las cosas y cómo funcionamos nosotros con las cosas, del valor que se les dá y les damos, empezamos a ser nosotros constructores de mundo, a interactuar con los demás desde nuestro relato, nuestra aportación de significados y sentido. Es nuestro vivir desde la autonomía.
En éste nuestro vivir de forma autónoma, idea redundante, ya que todo vivir pleno es autónomo, vamos relacionándonos con el mundo y los mundos, poniéndonos en contacto desde nuestro mundo personal y social. Son nuestros relatos, nuestros significados y sentido los que se relacionan y construyen realidad a partir de lo dado.
Nuestro relatar y construir realidad lo hacemos a partir de lo heredado, de lo incorporado, incluso tal vez desde la aceptación plena de lo ya fijado; pero es un posicionamiento que ha pasado por una posición de distancia respecto de lo otro, de criba, y, sobre todo, de elección. Es decir, es un relatar a partir de lo ya dicho y hecho por los otros y por nosotros, pero desde un espacio de libertad interior, que se traduce en un actuar consciente.
En nuestro vivir, por tanto, vamos construyendo nuestro relato, y vamos creando realidad a partir de lo real. Para eso no existe caminos prefijados, ni recetas, ni ningún canon establecidos; somos nosotros los que diseñamos y trazamos nuestro camino. Pero, además, y sobre todo, vamos haciéndonos caminantes.
Sin duda que en el andar de cada persona habrá más o menos autonomía, más o menos libertad y, en definitiva, será un vivir más o menos pleno; pero, inevitablemente, lo queramos o no, todos vamos construyendo nuestro relato y nuestro vivir. Es decir, todos somos responsables del sendero que vamos diseñando y de la estela que va dejando.

3/2/14

Nuestra decisión también cuenta

Los datos son tozudos: se sigue produciendo una pauperización de las clases medias de este país, iniciándose una tendencia hacia la proletarización de estas clases, a la vez que se incrementan los niveles de renta y riqueza de las clases media-alta y alta. Simultáneamente, las empresas más potentes empiezan a tener una mejoría significativa en términos comparativos en sus cuentas de resultados, lo que no se traduce en un aumento de puestos de trabajo ni en una mayor calidad en  el tipo de contratación.

En paralelo, en el ámbito público asistimos a un desmantelamiento de los servicios de cobertura sanitaria, educativa y social por parte de las administraciones públicas. Sin embargo, curiosamente, se potencia las vías coercitivas mediante el aumento de la normativización de la vida (cada vez más leyes y normas) y aumentan los ámbitos impositivo y sancionador, siendo los sectores más deprimidos los más afectados por ello. Es decir, se da menos y se controla y se exige más.

Respecto al futuro, se miran los indicadores económicos casi de forma exclusiva, afirmándose que aún tardará en "notarse" en la creación de empleo el cambio de tendencia que ha supuesto el tímido inicio de crecimiento económico, proyectándose en una década para poder hablar de una superación de la crisis.

Mientras tanto, los partidos políticos siguen en lo suyo, los sindicatos están en proceso de reconstrucción o al borde del abismo, se verá, y la ciudadanía sigue en estado de letargo, excepción hecha de los movimientos sociales de protesta que han tenido más presencia mediática que resultados de sus reivindicaciones.

En paralelo a todo esto, y volviendo al futuro, ni hay un plan de futuro como país ni una estrategia para llevarlo a cabo. Parece que todo se apuesta a que sea la madre Europa y los mercados (esos intangibles que se tornan tan tangibles en nuestras vidas) los que marquen la hoja de ruta de casi todo y los que nos salven de la quema.

Se soslayan los datos que apuntan a un inicio de anomia social, y una deslegitimación casi generalizada de todo aquello que proviene de lo público. Sobre esto apenas se habla, pero se sabe, así como se conoce que si no se ataja, es una senda que nos puede llevar a la quiebra como sociedad.

Éste es el panorama que tenemos en estos momentos. Y, ante tal perspectiva, ¿qué hacemos? ¿qué queremos hacer y qué podemos hacer?. Me lo pregunto, porque nuestra decisión también cuenta.

2/2/14

Somos obedientes

Necesitamos que nos saquen de la crisis. 
Necesitamos que nos digan lo que hay que hacer y lo que no.
Necesitamos que nos señalen quienes son los buenos y los malos de esta película.
Necesitamos que nos tranquilicen con las promesas de que todo se va a solucionar, que ya se está en ello.
Necesitamos que nos digan lo que está bien y lo que está mal.
Necesitamos que nos controlen con leyes y normas.
Necesitamos que nos castiguen si no nos portamos correctamente.
Necesitamos que nos traduzcan a nuestro lenguaje y entendederas la complejidad de esta crisis.
Necesitamos que nos enseñen los caminos útiles y los que no lo son.
Necesitamos que nos delimiten los límites.
Necesitamos que nos digan quienes son los amigos y quienes los enemigos.
Necesitamos que nos enseñen que ahora hay que ser emprendedor, y que aprendamos que todo depende de nosotros, que somos los únicos responsables, y si lo hacemos mal, seremos sancionados con la marginación social.
Necesitamos que nos refuercen y nos moralicen, recordándonos las buenas prácticas de obediencia ciudadana. 
¿Dónde está "el libro gordo de petete", y, sobre todo, quien es el autor?. 
Igual, si dejamos de sentir "tantas necesidades" pasa algo.