COSAS QUE PASAN

21/11/13

El cambio y sus consecuencias

Tras los rescoldos de los últimos incendios sociales y económicos ocurridos, nos movemos con inercias antañas para hacer frente a las consecuencias presentes. 

Aún no nos damos cuenta, pues estamos en fase de estrés postraumática, que no valen los criterios, la categorías y las soluciones de antes.

Nos hemos adentrado en un proceso social, económico (y seguramente cultural), del que no sabemos apenas nada. Sólo sabemos dos cosas con certeza: que nuestro mundo no es el de hace poco tiempo, y que la característica que domina esta  nueva situación es que está impregnada por el cambio vertiginoso.

Sobre la primera cuestión apenas podemos decir más que hemos de conocerla mejor, asimilarla y aprender a manejarla.

En relación con la segunda, nuestros métodos y herramientas tradicionales de análisis e interpretación han de cambiar y, además, ser capaces de captar, depurar y procesar los aspectos que son relevantes, desechar los que no lo son, y tener muy presente que las características más importantes que han de tener son: capacidad para generar modelos de análisis e interpretación veraces y rápidos, capacidad para saber autofagocitarse (obsolescencia rápida y ágil) y dar paso a modelos nuevos cuando la situación lo requiera, y tener capacidad predictiva (detectar lo inmediato y lo que puede acontecer en lo postinmediato).

En este escenario, intentar generar modelos a medio y largo plazo de momento resulta difícil imaginarlo, pero sin duda es un reto que habremos de intentar conseguir.

Respecto al plano de la acción, si somos capaces de establecer modelos adecuados que nos permitan entender las claves de las dinámicas nuevas y cambiantes, será la primera piedra para poder manejarnos idóneamente en nuestro hacer para conseguir los objetivos que nos proponemos.

Todo esto que aquí planteo es válido tanto en el plano personal como en el profesional (individuos, organizaciones y empresas). Pero, además, creo que ahora más que nunca, lo profesional y lo personal tienen una vinculación tan estrecha que acaba siendo casi una misma cosa. 

Ni los planteamientos que usábamos en la consultoría y en la investigación social y de mercado son ya válidos, ni la forma con que nos planteábamos y gestionábamos nuestro ámbito privado y personal van a ser ya idénticos.

Los retos individual/personal, social/colectivo, organizativo, político y económico (y está por ver que también cultural) pueden seguir bajo los planteamientos que teníamos hasta hace bien poco.

Saberlo, entenderlo, procesarlo, interiorizarlo y traducirlo en nuevos paradigmas y nuevos modos de acción es de lo que depende nuestro devenir.



19/11/13

Nuestros discursos como generadores de significado y sentido

Nuestros actos de habla (y de escritura) generan discursos, nuestros discursos, que emitimos a alguien a quien nos dirigimos. Dichos discursos se constituyen con un propósito concreto y una carga emocional asociada, más allá del nivel de consciencia que tengamos sobre ello, y a partir de unas expectativas determinadas.

La generación de nuestros discursos se construyen básicamente por la interrelación de cuatro fuentes: 
  • los discursos de nuestros socializadores primarios (padres y maestros), que han sido la piedra angular de nuestra interiorización del mundo y de nuestro modo básico de percibir y de relacionarnos con la realidad. Dichos discursos se registran en nuestra conciencia en los dos niveles: inconsciente y consciente.
  • los discursos de nuestros próximos, con los que hemos tenido vínculos de relación (afectos y desafectos). 
  • los discursos más notorios y relevantes (dominantes o hegemónicos) que circulan social y culturalmente, que aportan significado y sentido al mundo de lo real. 
  • los discursos que han enlazado con nuestro mundo de valores e intereses (cultura, formación, ocio y relaciones sociales). 

Nuestra producción discursiva se articula y estructura a partir de estos cuatro niveles, siendo nuestro proceso de creación en los actos de habla y de escritura un resultado nuevo, como consecuencia de una nueva conjugación de ellos. 

Por tanto, nuestro proceso discursivo es, a la vez, efecto y creación de sentido. Efecto de sentido de lo aprehendido y creación de sentido de la nueva relación combinatoria que hacemos con lo ya incorporado, que deviene en un significado y sentido nuevos. 

Cuando nosotros generamos discursos, los "lanzamos" sociálmente, y entran a dialogar con los otros discursos circulantes. Esto provoca una nueva interacción, modificando la articulación y relación de los elementos que conforman la estructura global de significados y de sentido ya existente, lo sepamos o no, seamos conscientes de ello o no.

Este fluir, refluir y confluir de los discursos es la forma en cómo evoluciona y se transforma el mundo de representaciones y asignación de significación y sentido sobre el que todos estamos asentados, ya sea nuestra cultura, nuestro mundo de vida, nuestra clase social, nuestros grupos de pertenencia y de referencia, nuestras expectativas personales y sociales, los imaginarios colectivos e individuales, etc.

Por último, sólo un pequeño añadido a todo lo dicho. Si somos capaces de conocer y saber analizar adecuadamente los discursos hegemónicos o dominantes, será una herramienta potentísima para poder entender (ir más allá de lo aparente, de lo puesto en primer plano), y ello nos permitirá poner las bases idóneas para poder actuar (de acuerdo a lo que queremos y a partir del conocimiento en profundidad de lo que la realidad dicta).

14/11/13

¿Hay vida fuera del mercado?

Hemos interiorizado el mercado en nuestro imaginario colectivo e individual, hasta tal punto que casi nada está fuera ya de ser etiquetado como mercancía; todo y todos somos mercancía y objeto de compra y de venta en el escenario del mercado.

Estamos ante la necesidad de hacernos visibles, no para entendernos, acercarnos, interesarnos, solidarizándonos con los otros, sino para mostrarnos como marca que está en el lineal adecuado para ser visto y comprado.

Este es el paradigma en el que estamos inmersos, y es el modelo que todos reproducimos día a día, no sólo desde las acciones colectivas, también, y esto es lo más preocupante porque no somos conscientes del todo, desde nuestros esquemas mentales.

Si pertenecemos a redes sociales o estamos en algún debate on-line, la razón de ello obedece, en más del 75%, a hacernos presentes y visibles en espacios donde podamos "exponernos".

Quiero dejar claro que no trato aquí de plantear un dilema moral o ético al respecto; es más, considero que es lo que en estos momentos se puede hacer para poder salir adelante. Intento dejar constancia de un hecho, cuyas consecuencias sí me parece que deban ser analizadas con mayor profundidad de lo que se suele hacer, e intentar ver hacia dónde apunta todo ello.

Sólo me gustaría dejar aquí una pequeña reflexión al respecto. Estamos en un mundo caracterizado porque el mercado ha canibalizado la casi totalidad de nuestro mundo, donde éste, el mercado, no es un espacio físico, tangible, tampoco un espacio simbólico acotado; más bien, se ha convertido en un escenario total, donde nosotros no estamos fuera de él, sino que formamos parte de él.

El mercado y las mercancías se han convertido en el gran paradigma, que impregna todo lo real y se legitima mediante un discurso total (mítico-simbólico), que condiciona todos los demás ámbitos de realidad (¿hay vida fuera del mercado?).

Sólo mediante el análisis lúcido y en profundidad, y mediante un cambio de actitud personal y colectivo, podemos empezar a modificar este modelo totalizador y omniabarcante (del mundo y de nuestro mundo).

12/11/13

Los vínculos

Toda preocupación es en última instancia una preocupación por nosotros mismos. Si alguien tiene dudas sobre esta afirmación tan sólo ha de repasar sus preocupaciones y la relación que tiene cada una de ellas sobre él mismo.
Esto, lejos de resultar algo egoísta o autoreferencial, pertenece a nuestra natural forma de relacionarnos con los otros, con el mundo y con nosotros mismos. Pero, es más, también pertenece a nuestra natural forma de mostrar interés y de querer conocer aquello que deseamos conocer.
Y es así porque nuestras ocupaciones y preocupaciones siempre están relacionadas con el modo en que nos  vinculamos con los otros.
Ahora bien, lo que me interesa aquí resaltar de todo esto es lo siguiente: dado que nuestra forma de relacionarnos con los otros es la causa fundamental del éxito o de los problemas y conflictos con los otros, la cuestión reside en conocer qué tipo de relación tendemos a establecer. Cuando reproducimos relaciones problemáticas o conflictivas, donde hemos de mirar es en esa ligazón que hay, es el foco al que hay que dirigirse para poder corregir y solucionar los problemas.
Me permitirán un ejemplo extremo para que pueda hacerme entender mejor. En la relación que se establece de dominio-sumisión entre dos personas existe un dominador y un dominado, lo que es obvio. Pero, para que ambos existan bajo esa función, los dos han de otorgar y establecer con el otro un tipo de relación que le preasigne de ese modo: el dominador, estableciendo una relación de dominio sobre el dominado, y el dominado aceptando la relación de dominio del dominador. Si no se dan ambas circunstancias, ese tipo de vínculo es imposible que se produzca.
Daré un paso más al respecto, siguiendo con el ejemplo utilizado. Para que exista relación de dominio-sumisión, no sólo hace falta un dominador que desee dominar, es necesario que haya un dominado que dé poder al dominador y, por tanto, se preste a la relación de dominio y a su función de dominado. Y, todo ello, se produce en el anclaje que ambos establecen en la relación que han generado y consolidado. Dicho anclaje relacional se constituye mediante el tipo de vínculo que ambos han establecido. Para solucionar una situación de este tipo, con que uno de los dos decida romper el tipo de vínculo establecido se empieza a poner las bases para romper la relación planteada en esos términos.
He utilizado este ejemplo, porque en él puede verse con mucha claridad que la relación establecida y la relación clausurada operan sobre la ligazón que se establece en ambas situaciones.
De forma genérica, insisto que más allá de las personas concretas con las que nos relacionamos, sucede que tendemos a reproducir situaciones una y otra vez. Ello se debe fundamentalmente al modelo de conexión que tenemos aprendido y programado.
Esto es algo que tiende a prestarse poca atención en el ámbito del coaching, lo cual lleva a veces a enfocar incorrectamente el ámbito de actuación.
Sin duda que lo aquí planteado entra de lleno en la psicología clínica, pero debemos conocer algunos aspectos básicos de esta disciplina para manejar adecuadamente nuestro trabajo con los clientes.

11/11/13

Nuestra autocensura nos genera miedo y sentimiento de impotencia

Vivimos momentos de censura, de control, de encogimiento. Pero lo que me parece más preocupante es que una parte de esa censura proviene de nuestro autocensura.

Nuestro mundo actual ha puesto patas arriba un modo de vivir, trabajar, consumir, relacionarnos, que ha traído como consecuencia un proceso brusco de deslegitimación en casi todos los ámbitos (político, económico, laboral, de relaciones sociales, etc.), que nos hace sentir que nuestro mundo de vida no es como antes, y, lo que más nos intranquiliza, no sabemos cómo será en los próximos años. Esta situación de deslegitimación deviene como consecuencia de algo tan sencillo como doloroso por sus consecuencias, y es que las instancias a las que les hemos otorgado legitimidad tradicionalmente no cumplen correctamente la función para la que fueron ideadas.

Pero, siendo esto así, y retomando lo que más arriba señalaba respecto a la autocensura, constato que estamos atrapados aún en las inercias de funcionamientos del pasado reciente, que nos hacen mirar todavía el presente con las gafas del pasado.

Esta situación no es consecuencia de que no seamos conscientes de que las cosas han cambiado. Estoy convencido de que la mayoría lo somos. Pero tendemos a querer creer, a modo de pensamiento mágico, que se trata de una situación transitoria, que se arreglará sola o que otros la solucionarán, nos la solucionarán. Esta creencia, que opera como acto de negación, de no querer mirar la realidad del momento presente, y preferir seguir instalados en la fabulación de que "todo volverá a su sitio", es sin duda una autocensura, que hace que no nos permitamos mirar las cosas como son, y seguir instalados en querer verlas como desearíamos que fueran; es confundir el deseo con la realidad.

¿Por qué pensamos y actuamos de este modo? Sin duda, porque el miedo opera como factor de bloqueo, de parálisis; y preferimos no ver lo que sucede.

¿Para qué lo hacemos? Para no actuar y no modificar aquello en lo que nos "sentimos" que no podemos modificar. Es decir, unido al miedo se instala de forma asociada el sentimiento de impotencia.

Esto, que es algo comprensible y lógico que nos suceda, no deja de ser un problema para nosotros. Tan sólo pensemos lo siguiente: seguir instalados en pensar así, ¿mejora las cosas, nos va mejor, nos soluciona? Más allá de sentir un alivio, porque alejamos momentáneamente la sensación de peligro, a modo de reacción contrafóbica ante un sentimiento fóbico, para lo que sirve es para no querer ser conscientes del momento presente y preferir gozar de la fabulación enajenante de que el tiempo lo solucionará o serán otros los que arreglen lo mío.

Ante todo esto, diré, si me lo permiten, lo que pienso y de lo que estoy plenamente convencido: mirar las cosas tal cual son nos permite empezar a diseñar cómo relacionarnos con ellas, qué queremos hacer y qué necesitamos para ello. Es decir, creo que las pequeñas soluciones (o las grandes, no lo sé) no pasan por fantasear sobre lo que sucede y cómo se solucionará, sino ver lo que realmente acontece y, a partir de ahí, cómo nos queremos manejar con lo real.

Pero, el primer escollo que hemos de salvar es a nosotros mismos, y a nuestra tendencia a pensar y actuar de manera evitativa (haciendo como si no pasara o pensando que ya pasará).

Sé que lo que aquí planteo, ante situaciones complicadas y dolorosas para muchas personas, no es algo que resulte en estos momentos fácil, pero también sé que sólo siendo consciente de lo que pasa y nos pasa, sólo a partir de una mirada lúcida, podemos diseñar nuestro futuro.

Diré algo más para finalizar, que tal vez pueda resultar de interés para alguien. Cuando actuamos así, desde la consciencia, desde la asunción de lo que pasa y de las autocensuras que ejercemos, es cuando el miedo se diluye y la impotencia desaparece. Y esto es así porque nos damos cuenta de nuestro propio poder, de nuestra capacidad real para actuar, y de la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos.

10/11/13

El relato como bálsamo y generador de realidad

Encontrar explicaciones y dotar de sentido, siempre tiene un efecto balsámico y tranquilizador en el ser humano, más allá de que sea plausible o no, de que sea veraz o erróneo.
Es uno de los elementos que acompañan al ser humano en su andadura por este mundo. Es una seña de identidad anclada en sus códigos de información, tanto genéticos como culturales.
Esto es algo que podemos constatar todos en el momento presente. Miremos a nuestro alrededor o simplemente mirémonos a nosotros mismos, y comprobemos qué es lo que más ansiedad genera. Podemos comprobar fácilmente que es la incertidumbre y la ausencia de respuestas sobre nuestros aconteceres presentes y futuros, sean del orden que sean. 
Se podrá decir que esto obedece a que nos encontramos en el momento que nos encontramos, y en parte es así, pero más allá de nuestro momento coyuntural o estructural, sea personal o colectivo, la falta de explicación provoca inseguridad y desazón, es decir, miedo; sentimos que no pisamos terreno firme, que el suelo se resquebraja bajo nuestros piés, incluso que no hay suelo sobre el que soportarnos y apoyarnos.
¿Cómo lo solventamos a veces cuando las explicaciones plausibles no llegan de las instancias ante las que hemos depositado tradicionalmente la capacidad y la legitimidad para que nos las aporten? De cualquier modo, antes que seguir instalados en la incertidumbre, en la no respuesta-explicación. Para ello, para salir de ese estado de inseguridad que nos crea, construimos respuestas propias o nos aferramos a las de otros, donde la creencia es protagonista en detrimento del conocimiento y de la verosimilitud. Es la huida hacia delante.
¿Cómo hacemos para dotar de explicación-respuesta y de sentido a lo que aún no lo tiene, o tal vez no pueda llegar a tenerlo? Mediante la construcción de relatos, que generan sentido, explicación y, en definitiva, dan respuesta a lo que aún no encontramos o no lo tiene.
Quiero aclarar que para mí no se trata de que sea bueno malo, se trata de una constatación sobre nuestro modo de proceder.
Pero, solo quiero detenerme ahora en un hecho realmente paradójico de lo que planteo aquí. Esta construcción de relatos que generan y nos generan sentido, que dan respuesta y nos dan respuesta, más allá de que sean plausibles o no, el hecho real, tangible y concreto es que generan realidad real, pueden comprobarlo personalmente.
Las conclusiones de este hecho aparentemente sorprendente están servidas.



8/11/13

Tres ámbitos básicos de las organizaciones y empresas

Me gustaría resaltar, de modo muy esquemático, tres aspectos de las organizaciones y empresas, que considero ejes vertebrales para su posicionamiento (a través de sus productos/marcas y acciones sociales), notoriedad, relevancia, credibilidad y motivación de compra por parte de los consumidores.

  • Las empresas y organizaciones hace ya tiempo que se han constituido en sujetos sociales. Es decir, hacen cosas, dicen cosas y representan valores, como cualquier sujeto, ya sea individual o social La coherencia entre estos planos (decir, hacer y representar) es fundamental para que sus productos/marcas resulten creíbles, atractivos y   generen motivación de compra.          

  • Asimismo, es básico, también, que exista la máxima coherencia entre la imagen pretendida, la imagen difundida y la imagen percibida

  • Por último, es necesario que haya un equipo humano identificado y motivado con el proyecto de empresa, con su misión y visión, con sus objetivos, y con los distintos proyectos concretos que lleva a cabo. Recordemos que en la nueva situación que vivimos, las organizaciones y empresas transmiten y representan, en primer lugar, a través de sus equipos humanos.

Sobre cada uno de estos ámbitos es tarea inexcusable que cualquier organización, que desee alcanzar sus objetivos, conozca en profundidad cómo funciona y, en función de la evaluación de dicho funcionamiento, realice un plan estratégico para optimizarlos.

Esos tres planos son pilares claves para tener una implantación idónea, tanto en el mercado como en el entramado social, de cualquier organización y entidad empresarial.


7/11/13

La ideología siempre está

Repaso algunos artículos y vídeos en la red de personas que hablan sobre el cambio, reinventarse, nuevos enfoques y similar.

Algunas cosas me gustan mucho, otras me parecen sensatas, otras me parecen lugares comunes con pretensión de vender algo novedoso, y otras me generan directamente urticaria. Sobre estas últimas me referiré a continuación.

Oigo a un señor hablar de optimismo, del nuevo modelo de liderazgo, de ser proactivos, es decir, de la retórica al uso, ya saben. Y lo que también oigo y sobre todo veo es que hay toda una corriente de pensadores profesionales empeñados en encontrar un lenguaje nuevo para seguir haciendo lo mismo, sin que nada cambie y todo siga igual; eso sí, con la pretensión de que pensemos o fabulemos con que estamos ante un modelo de gestión y de pensamiento organizativo diferente, donde se procura atender a los ámbitos personales para ser más eficientes. Se habla de transparencia, sinceridad, comunicación, etc., como un camino inexcusable para atender a las nuevas necesidades de la empresa y del mercado.

Debo ser muy torpe, pero yo lo que veo es que es un intento de seguir manteniendo todo lo que funciona mal, y cuando digo mal incluyo situaciones como priorizar los resultados por encima de los procesos, desatender el aspecto humano, seguir en modelos verticales, ninguna transparencia, cero sinceridad y comunicación engañosa, y así todo. Eso sí, lo que también veo es que dentro de este nuevo falso paradigma técnico-ideológico, se pretende revestir las cosas de siempre con otros trajes, cambiar el lenguaje, con pretensiones de novedoso y rupturista, incluso eficaz, para que lo de siempre siga siendo, pero con personas más entregadas.

Soy sociólogo, consultor y coach, soy un gran defensor de los procesos de coaching para ayudar a generar cambios en las personas y las organizaciones. Pero me irrita la tomadura de pelo y el querer presentar algunos enfoques como solución para los problemas de las empresas y de las personas, cuando lo único que se plantea es un cambio en la forma de denominar a las cosas, sin cuestionar las cosas en sí.

Eso no es coaching, ni apoyo a las organizaciones ni a las personas, ni apoyo al cambio real. Es un mero maquillaje, tremendamente ideológico, sin nombrarlo, que a la postre resulta a veces el más peligroso, para seguir ahondando en los mismos problemas. Eso sí, con la pretensión de que seamos muy crédulos, y nos pleguemos a la retórica nueva y vacía.