COSAS QUE PASAN

25/9/13

El discurso social de la crisis

Miro lo que está sucediendo en estos momentos, en relación con la crisis, en el plano del pensar y del decir, es decir, en el plano del discurso social, y me gustaría dejar algunas pinceladas, que obviamente necesitarían un mayor recorrido.
La escucha de lo que dicen los medios de comunicación, los líderes políticos, los expertos, las redes sociales, y los ciudadanos próximos con los que hablo, me permite sacar cuatro conclusiones básicas sobre la producción y el efecto de sentido de los discursos hegemónicos:

  • Todo discurso encierra una racionalización, es decir, un proceso mental tendente a la justificación.
  • Todo discurso está asentado en una ideología, sea manifiesta o no. Entiendo ideología aquí como visión del mundo y de uno mismo dentro del mundo.
  • Todo discurso se expresa desde el sujeto de la enunciación, por tanto es autoreferencial.
  • Todo discurso tiende a ser tautológico.


Para comprender bien lo que está representando esta situación en que estamos inmersos en el plano discursivo es necesario abordar los significados que tiene la crisis, los ámbitos connotativos y denotativos que despliega, y las diferencias significativas que se producen en los distintos segmentos sociales.
Si realmente se afrontara con auténtica carga de profundidad el análisis de esto que nos está pasando es posible que se pudiera vislumbrar algún camino aún no transitado.
Me parece importante aclarar que desentrañar los discursos sobre este tema es una forma práctica de actuar sobre las consecuencias que la crisis produce en nuestro mundo de vida.
Propongo, mientras todo esto llega, que miremos lo que pasa y nos pasa, no como algo inevitable, sino como una de las posibles alternativas que alguien está decidiendo y eligiendo por nosotros. Si podemos conseguirlo, nos daremos cuenta de que no existe ni una única solución, ni un solo camino para recorrer y, por supuesto, ni un solo corpus explicativo de lo que acontece y por qué acontece.
Estoy convencido de que la realidad la construimos entre todos, y que esa frase tan acuñada de “porque lo creo, lo veo” es mucho más que un eslogan.

5/9/13

Anhelo y sufrimiento

Hay en el hombre un anhelar anhelante de ser. Ese anhelo que se enroca y se agiganta con “la conciencia de sí”, sobre todo a partir del romanticismo, es fuente de fabulación y de imaginarios sobre la búsqueda de sentido y de significado.
Esta dicotomización del “en sí y el para sí” (noumen y fenómeno en Kant), más allá de su grado de verosimilitud, sobre lo que no voy a entrar aquí, ha sido fuente de sufrimiento. Pares semánticos (lo que es en sí y lo que yo percibo de lo que es) que se encaminan a buscarse permanentemente sin encontrarse. Toda idealización otorga consistencia y fuerza a un  ideal (idea, ideología), genera una tensión de enlazar con él y de conciliar ambos planos (lo que es en sí y lo que yo percibo a través de mis sentidos).
Decía antes que ello es fuente de sufrimiento para el ser humano. Intentaré explicarlo. Ir tras una idea, tras su consecución, es algo que humaniza al hombre y le aporta nobleza. En su transcurrir, camina, construye mundo, y va tras su meta. Y en ese ir yendo, no solo camina, además se hace caminante.
El sufrimiento viene cuando el hombre siente que sólo es, si es en lo ideal: mientras no accede a la meta (idea-ideal) no siente que su ser es siendo (no sabe que se es siendo, no hay otro modo).
Esto no pretende ser un simple juego de palabras, en absoluto. Creo que representa una de las fuentes de desasosiego y sufrimiento, tanto individual como colectivo, más importantes.
Una de las razones de la insatisfacción es el pretender enlazar con una idea, un modelo, en cualquiera de las vertientes que se quiera imaginar, y no tener capacidad para entender que todo modelo, idea, ideal, es algo que, por definición, no es real, no puede realizarse. Entre otras cosas no puede, porque si pudiera hacerlo dejaría de ser ideal. Algo obvio de entender, pero a veces difícil de vivir y sentir.
Otro elemento relevante, que es causa de insatisfacción, es pensar/sentir que las ideas son reales (en el sentido de realizables), perdiendo de vista lo anteriormente señalado.
Por último, señalaré un elemento más que es fuente de sufrimiento, consecuencia de lo ya expuesto: el hombre moderno (y postmoderno, y todos los afijos que se quieran añadir) tiene serias dificultades para saber moverse experiencialmente en el mundo real, de manera que las ideas sean motor y palanca de acción en la realidad. Es decir, hay una confusión perceptivo-cognitiva y experiencial que le dificulta para comprender que la vida transcurre en el mundo real y la forma y el modo en que se vive viene modelado, diseñado y elegido por ideas que sirven de rumbo, a modo de brújula.
Esto aquí expuesto no es simplemente una elucubración. Creo que entender bien esto es importante para poder encauzar mejor muchos caminos rotos actualmente.